La invitación de Francisco a los más de 2000 jóvenes líderes parroquiales de la Acción Católica Italiana reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano es a ser “levadura” en la sociedad y a seguir contribuyendo al crecimiento de la Iglesia en fraternidad.
La experiencia parroquial ya no es como en sus tiempos, era un contexto social y eclesial diferente, cuando la parroquia -con su párroco- eran un punto de referencia central para la vida de las personas, sin embargo, para los más de 2000 jóvenes líderes parroquiales de la Acción Católica que fueron recibidos por el Papa Francisco, esta mañana, en el Aula Pablo VI del Vaticano, esa realidad es un hecho. Y a pesar de que la situación sociocultural actual es muy diferente y que el individualismo, la cerrazón y la mundanidad tienden a sobreponerse, para el Papa esos jóvenes son la “levadura” de la Iglesia de hoy y viven la parroquia como él lo hizo.
“Para nosotros, para mí y para ustedes, para nuestro camino de fe y crecimiento, la experiencia parroquial ha sido y es importante. Es el ambiente “normal” donde aprendimos a escuchar el Evangelio, a conocer al Señor Jesús, a ofrecer un servicio con gratuidad, a rezar en comunidad, a compartir proyectos e iniciativas, a sentirnos parte del pueblo santo de Dios”.
Crecer en la fraternidad
Ante esa necesidad de contribuir al crecimiento de la Iglesia en fraternidad, el Santo Padre reconoció que la debilidad de la dimensión comunitaria actualmente puede asustar, una situación que se ha agravado con la pandemia. Es una realidad el hecho de que hoy no hay esa voluntad de reunirse, hacer debates y asambleas que, por un lado -puntualizó el Papa, puede ser bueno, porque la Accion católica “no tiene que ser una “Sesión” católica, y la Iglesia no sale adelante con las reuniones. Pero por otro lado, reconoció el Papa, también hay mucho individualismo incluso en las comunidades católicas.
“El individualismo, la cerrazón en el ámbito privado o en pequeños grupos, la tendencia a relacionarse “a distancia” también infecta a las comunidades cristianas. Si nos fijamos, todos estamos algo influenciados por esta cultura. Así que debemos reaccionar, y ustedes también pueden hacerlo empezando por trabajar sobre sí mismos”.
Un trabajo, explicó el Pontífice que requiere empeño y perseverancia, pues “la fraternidad no se improvisa y no se construye sólo con emociones, eslóganes o eventos”, sino que es un trabajo que cada quien hace sobre sí mismo junto con el Señor. En este contexto, Francisco invitó a los jóvenes a releer la parte de la Exhortación Christus vivit titulada “Caminos de fraternidad”, donde subraya que el punto de partida de la fraternidad “es salir de uno mismo para abrirse a los demás y salir a su encuentro”. Y no se trata de una “alienación” -advirtió el Pontífice – sino de una “relación” en la que nos reconocemos y crecemos juntos.