Después de que el huracán Otis azotara la costa de Guerrero, México, los habitantes de Acapulco se enfrentan a una situación desesperada. Los saqueos a tiendas y la rapiña en gasolineras se han sumado a los desafíos que la población debe afrontar en medio de la emergencia. La Guardia Nacional ha instalado retenes para contener los robos masivos, pero la situación es complicada y sigue generando preocupación.
El paso del huracán Otis dejó una estela de caos y desesperación en Acapulco. Las tiendas de autoservicio y departamentales se convirtieron en blanco de saqueos por parte de la población afectada. La desesperación y la incertidumbre se apoderaron de la ciudad, llevando a actos de rapiña en busca de suministros esenciales.
La Guardia Nacional desplegó retenes en la ciudad en un esfuerzo por mantener el orden y prevenir la rapiña. A pesar de estos esfuerzos, la rapiña “administrada” por las autoridades y la población sigue siendo un problema persistente.