El Centro Internacional de Congresos es como una moderna torre de Babel: se hablan distintos idiomas, pero los mensajes se comparten en un lenguaje común: el del respeto, la inclusión y la paz.
El segundo día de la XVII Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz fue una pasarela de personalidades en distintas disciplinas, que participaron en la inauguración oficial, dos sesiones plenarias y dos foros temáticos, y cuyos relatos, ideas y experiencias sirvieron como fuente de inspiración para los miles de asistentes y espectadores a través de las transmisiones por medios electrónicos.
Así, la estadounidense Bernice Albertine King —hija del mítico defensor de los derechos civiles Martin Luther King—, el polaco Lech Walesa, la guatemalteca Rigoberta Menchú, el colombiano Juan Manuel Santos… se hermanaron en un diálogo contra la intolerancia y a favor de la construcción de la paz global.
Un diálogo en el que todos participan, tal como enfatizó el indio Kailash Satyarthi (Nobel de la Paz 2014), defensor de los derechos de la infancia, durante su intervención en la plenaria “Deja tu huella por el desarrollo social y económico”: “en todo aquel que no está conforme con la injusticia anida el germen de un Premio Nobel de la Paz”
Y si hubiera faltado algún elemento para imprimirle un toque local que pruebe la universalidad de los derechos y la libertad, en el foro temático “El arte y el deporte como constructores de Paz” Miguel Bosé, Diego Luna, Rafael Márquez y Alejandro Legorreta aludieron a la diversidad y la negativa del Congreso estatal a avalar reformas que permitirían el matrimonio igualitario en Yucatán.
La jornada no estuvo exenta de protestas, pues los Guardianes de los Cenotes de Homún y representantes del Equipo Indignación marcharon del Monumento a la Patria hasta la avenida Colón —donde el dispositivo policíaco los frenó— para demandar se respete al medio ambiente en su comunidad, amenazado por un megaproyecto porcícola.