“Perro del infierno”: La nueva subvariante del COVID avanza en el mundo

Es el sublinaje de BQ.1 y BQ.1.1 de Ómicron y aumentó su prevalencia en EEUU y Europa durante las últimas semanas. Analizan su respuesta a las vacunas y su capacidad de provocar enfermedad grave.

Los nuevos sublinajes de Ómicron, BQ.1 y BQ.1.1, son las cepas que los científicos vigilan más estrechamente porque desde fines de septiembre registran un aumento sostenido en Europa y América del Norte. La prevalencia de la familia BQ.1 del coronavirus ocurre en el mundo incluso cuando la tendencia de casos confirmados de COVID-19 parece disminuir y las muertes derivadas de la infección están en los niveles más bajos de la pandemia a nivel global.

Tres aspectos son fundamentales para empezar a descifrar el comportamiento de la nueva variante “Perro del Infierno”: su tendencia creciente en los casos reportados en el mundo, su capacidad (en estudio) para evadir la inmunidad, y los síntomas que provoca.

Varios expertos alertaron en las últimas semanas sobre su potencial capacidad de evasión de los anticuerpos frente al virus. Asimismo, el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) designó al sublinaje BQ.1 y BQ.1.1, como variantes de interés el 20 de octubre. Si bien no hay certezas sobre su habilidad para evadir la inmunidad, sus características aún están bajo análisis.

El nombre “Perro del infierno” o “Sabueso del infierno” (Hellhound en inglés) se popularizó entre los usuarios de redes sociales y se refiere al perro del dios Hades, dios de los muertos y del inframundo, llamado “Cancerbero” o “Cerbero”. Este perro de la mitología griega era el feroz guardián de las puertas del infierno, y vigilaba que los muertos no escaparan y, al mismo tiempo, que los vivos no pudieran ingresar al inframundo.

Este nombre no oficial se viralizó por ser más fácil de recordar que las letras y números de la nueva variante, aludiendo a su capacidad de evadir anticuerpos y su gravedad, sin embargo aún no existe evidencia científica sólida sobre esas características.

Según las estimaciones del ECDC más del 50% de las infecciones por COVID serán por BQ.1 y BQ.1.1 a principios/mediados de diciembre. A principios de 2023, podrían representar más del 80% de los casos.

Respecto a la gravedad de la enfermedad asociada con BQ.1 o BQ.1.1, según los datos limitados disponibles, las noticias son buenas de cara a las fiestas de Navidad y Año Nuevo. No hay evidencia de que BQ.1 esté asociado con una enfermedad más grave que BA.4 y BA.5.

Por otra parte, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los síntomas de las subvariantes de Ómicron, BQ.1 y BQ.1.1, al igual que los de otras variantes, son los siguientes:

– Fiebre o escalofríos

– Tos, falta de aire o dificultad para respirar

– Fatiga y/o dolores musculares o corporales.

– Dolor de cabeza.

– Nueva pérdida del gusto o del olfato

– Congestión o secreción nasal

– Dolor de garganta

– Náuseas, vómitos, o diarrea